Son aceites que presentan un olor afrutado fresco con aromas a frutas y frutos secos. Amargan y pican muy poco sino nada, la nota de astringencia no aparece nunca y de entrada presentan una gran suavidad y ofrecen una sensación táctil de almendrado muy agradable y delicado. Los podríamos describir como aceites de características armoniosas, suaves, ligeros, delicados, dulces, casi siempre almendrados y con un aroma a frutos maduros (papilla de frutas y manzana), en los que a veces se atisban aromas exóticos.
Sin embargo, también se da el tipo de aceite frutado ligeramente verde y medianamente amargo, picante y dulce. Este aceite corresponde al de principio de campaña, cuando las aceitunas están todavía verdes y esta característica se refleja lógicamente en el perfil organoléptico del aceite.
El aceite de oliva virgen obtenido a partir de la variedad arbequina es denso y fluido y presenta reseñables diferencias dependiendo de la zona o las condiciones climáticas. Para la preparación del aceite virgen de esta variedad se suelen utilizar aceitunas que no llegan a la madurez total, lo que se refleja en el perfil organoléptico. Se puede decir que estamos ante aceites vírgenes frutados, ligeramente verdes y algo amargo, picante y dulces de una forma equilibrada, siendo más dulces que amargos al final de la campaña, con un color más amarillento. Destaca también su olor y sabor a almendra verde así como a frutas silvestres y frutos del huerto (alcachofa, manzana, tomate, etc).
Al ser aceites muy frescos y muy jóvenes, son algo más delicados que los de otras variedades frente a la oxidación y conviene almacenarlos en la oscuridad y a bajas temperaturas. Presentan unas estabilidad de 40,5 horas a 98,8°C